El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida, ya sea la pérdida de un empleo, un ser querido, una relación, entre otros. El duelo tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica, de la conducta y emocional, que es vital en el comportamiento humano y que ha sido muy estudiado a lo largo de la historia. En esta entrada, me estaré enfocando en la parte emocional de la pérdida de un ser querido.
Podemos ver la pérdida como una parte natural de la vida, pero sobrellevar la pérdida de un amigo cercano o un familiar, podría ser uno de los mayores retos que podemos enfrentar; donde nos embarga el golpe y la confusión, generando en algunos casos, largos períodos de tristeza y depresión.
Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte y echamos manos de nuestros propios mecanismos para sobrellevar el dolo que ésta conlleva. Las investigaciones indican que el paso del tiempo, permite a la mayoría de las personas, recuperarse de la pérdida si cuenta con apoyo de su entorno social y mantiene hábitos saludables.
Fases del Duelo
Tradicionalmente se ha conocido que las “Fases del Duelo” conllevan 3 etapas: la cognitiva, la emocional y la de cierre. Dentro de la etapa cognitiva encontramos las siguientes fases:
Negación. Nos permite amortiguar el dolor temporalmente, permitiendo a la psique separarse de la realidad traumática para poder asimilarla poco a poco. Esta fase puede vivirse como una sensación de calma aparente, como si no hubiese ocurrido. En ocasiones esta fase puede durar más de lo esperado, pudiendo llegar a producir un duelo complicado.
Racionaliación. Es una etapa que usamos para entender lo que ocurre y al hacerlo, aportarnos seguridad. Se trata de una necesidad como seres racionales que somos, para poder interpretar la realidad externa. Es por lo anterior, que resultan tan necesarias las explicaciones del médico ante un fallecimiento o, para las personas que profesan alguna religión, las explicaciones dadas por algún sacerdote.
En la etapa emocional del duelo, tradicionalmente encontramos las siguientes fases:
Protesta. Toda relación tiene momentos buenos y malos; dentro de los malos momentos, tendremos rabia acumulada a nivel inconsciente que, en el momento de la pérdida de la relación, puede hacerse más fácil su acceso.
Tristeza. Es la emoción asociada a la pérdida, por lo que tradicionalmente en todo duelo habrá espacio para ella. Cuando hablamos de pérdida, no se hace exclusivamente de la relación mantenida, sino que también perdemos muchos elementos asociados.
Miedo. Al conectarnos con lo desconocido, sentiremos miedo; su intensidad puede ser variable según lo que suponga para nosotros la pérdida. Suele ser una emoción muy intensa ante la pérdida de familiares directos, pudiendo llegar a sentirse cierta carencia de sentido en nuestra vida.
Aceptación Emocional. Aceptar la pérdida a nivel racional, si hemos expresado las emociones que nos ha producido, nos permitirá estar disponibles para aceptarlo también en el plano emocional. El decir adiós, nos permite a al realizar nuestro proceso de duelo, revisar cuánto hemos limpiado a nivel emocional.
Tradicionalmente la última etapa, la de cierre, esta constituida por las siguientes fases:
Perdón. Es en esta fase cuando podemos perdonar aquello que creamos haber padecido por estar en la relación que termina, incluido el término mismo.
Gratitud. Es la fase en la cual podemos agradecer todo aquello que la relación nos aporto. Este proceso permite cerrar el duelo con una capa positiva, constructiva y agradable, para que el recuerdo de la relación quede de forma positiva.
De acuerdo con la American Psychological Association (Asociación Americana de Psicología, APA por sus siglas en inglés); aceptar la muerte de alguien cercano puede tomar desde meses hasta un año. No existe una duración “normal” de duelo, así como tampoco hay que anticipar que se va a pasar por las “fases del duelo”. Investigaciones recientes sugieren que la mayoría de las personas no pasan por estas fases de forma progresiva.
La mayoría de nosotros puede superar la pérdida y continuar con nuestras vidas, esto nos brinda un claro ejemplo que como seres humanos, por naturaleza, tenemos una gran capacidad de resiliencia. Pero algunas personas lidian con el duelo por más tiempo y se sienten incapaces de llevar a cabo sus actividades. Estas personas podrían atravesar por un duelo complicado, pudiéndose beneficiar de la ayuda de un profesional en salud mental calificado como un psicólogo.
Cómo Continuar con la Vida.
Las investigaciones sugieren que, superar la pérdida de un amigo cercano o un familiar toma tiempo, pero esto puede ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito y dirección en la vida.
Algunas estrategias para lidiar con la pérdida, que podrían resultar útiles a las personas que están pasando por un duelo son:
Habla sobre la muerte de su ser querido con amigos y colegas para poder comprender qué ha sucedido y recordar a su amigo o familiar. Negarse que ocurrió la muerte lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de apoyo.
Acepta tus sentimientos. Después de la muerte de alguien cercano, se puede experimentar todo tipo de emociones, es normal sentir tristeza, rabia, frustración y hasta agotamiento.
Cuidarnos. Comer bien, hacer ejercicio y descansar, ayudarán a superar cada día y a seguir adelante.
Ayudar a otras personas que también lidian con la pérdida. Al ayudar a los demás, nos sentiremos mejor nosotros también. Compartir anécdotas sobre la persona que falleció puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida.
Rememorar y celebrar la vida de nuestro ser querido. Enmarcar fotos de momentos felices, plantar un jardín en su memoria, realizar un viaje que sea significativo para el ser querido que ya no esta; la elección es personal, cada uno de nosotros sabe cuál es la forma más significativa de honrar esa relación única.
Al final, el duelo es un proceso tan único, como la persona que lo experimenta. No existe una receta, ni manual que podamos seguir para superarlo. Nuestra actitud y deseo por superarnos y salir adelante, juega uno de los papeles más importante. Hacer uso de nuestras redes de apoyo, reconociéndonos como vulnerables, ante una situación que está fuera de nuestro control, nos permitirá avanzar, construyendo lazos cada vez más fuerte con los amigos y familiares con los que convivimos.
Si sientes que tus emociones te abruman o que no puedes superarlas, quizá hablar con un profesional de salud mental como un psicólogo califica podría ayudar a lidiar con tus sentimientos y recuperar el rumbo para salir adelante.
Extractos tomados de: American Psychological Association. (2012). El duelo: Cómo sobrellevar la muerte de un ser querido. http://www.apa.org/centrodeapoyo/duelo
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