“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas” -Aristóteles
Una de las relaciones más comunes entre los seres humanos es la relación de amistad. Es difícil imaginar nuestra vida sin amigos, y puede llegar a tener muchas caras, inclusive ser de diferentes especies (como podría ser el caso de la “amistad” que se siente hacía los perros – siendo el mejor amigo del hombre-).
La Real Academia de la Lengua Española (RAE), define a la amistad como afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Es una relación que tiene presencia en distintas etapas de la vida y que puede tener diferentes grados de importancia y trascendencia.
Realmente, fuera de las definiciones que los filósofos clásicos han venido dando sobre el término “amistad”, puede llegar a costar trabajo el definirla, depende en gran parte de cada uno de nosotros, nuestra historia de vida y en general, de la forma en la que hemos ido creciendo y desarrollándonos.
Aristóteles (filósofo griego fallecido en el 322 a.C.) le concede una gran importancia a lo largo de sus reflexiones.
La amistad no es un aliciente más para una vida feliz es -en palabras de Aristóteles-, “lo más necesario para la vida”. Por eso, en su libro Ética Nicomáquea dice: “nadie querría vivir sin amigos, aun estando en posesión de todos los otros bienes”. El ser humano es un animal social y tendemos a la convivencia con otros seres humanos, de ahí que la amistad constituye la realización más plena de la sociabilidad y la forma más satisfactoria de convivencia.
La amistad implica querer al amigo, e implica también querer el bien del amigo. En cada una de las formas de amistad se quiere el bien del amigo por motivos distintos y de maneras distintas. En la amistad basada en la utilidad se quiere el bien del amigo por el beneficio que nos reporta, en la amistad basada en el placer, se quiere el bien del amigo por el placer que nos proporcionan sus actos y su compañía y, en la amistada basada en el bien y en la virtud, se quiere el bien del amigo por él mismo.
Elementos de la Amistad
En ocasiones, tenemos tanta claridad en exigir a los demás lo que necesitamos, que nos olvidamos de dar lo que tenemos para dar. Aprender a escuchar, valorar a nuestros amigos, buscar ratos de compartir con ellos y de disfrute nos acerca más a nuestros amigos.
El psicólogo Carl Rogers definía la amistad como “una relación afectiva basada en la comunicación, la comprensión, el apoyo mutuo además del afecto y la armonía entre sus miembros”, también habló de algunos elementos para mantener una relación de amistad sana con los demás.
Autenticidad. Mostrarnos auténticos, sin máscaras ni disfraces para agradar a nuestras amistades.
Cordialidad. Aceptar a los demás sin pretender que nuestros amigos hagan lo que nosotros queramos.
Empatía. La capacidad de “ponernos en la situación” y mostrar comprensión por lo que nuestros amigos sienten. En ocasiones, no hacen falta palabras para mostrarnos empáticos.
Disposición de Apertura hacia el otro. Estar dispuestos a abrirnos, arriesgarnos a que nuestros amigos nos conozcan tal y cómo somos.
Más allá de cualquier definición y concepto, estoy convencida de que la vida es más sencilla con amigos, y cuando desarrollamos y cultivamos nuestras amistades. Tener a personas que están siempre listos para escucharnos, y cuyos consejos los tomamos muy en serio.
“Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sanos bastara con desear la salud” -Aristóteles.
¿Tú cómo cultivas tus amistades? ¿Crees que existen varios tipos de amigos? ¿Trabajas en desarrollar y cultivar tus relaciones de amistad?
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