La familia es el contexto natural para crecer y para recibir auxilio; es un grupo natural que en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interacción, las cuales constituyen la estructura familiar, que a su vez rige el funcionamiento de los miembros de la familia. La familia necesita de una estructura viable para desempeñar sus tareas esenciales, a saber, apoyar la individualización al tiempo que proporciona un sentimiento de pertenencia. Los miembros de cada familia conocen, con diferentes niveles de conciencia y de detalle, la geografía de su territorio, de las fuerzas que se oponen a las conductas atípicas, así como de la índole del sistema de control.
El comienzo de la familia, de acuerdo a la terapia de familia, se conceptualiza como el momento en que dos adultos, se unen con el propósito de formarla. Los nuevos compañeros, individualmente, traen un conjunto de valores y de expectativas, tanto explícitos como inconscientes; para que la vida en común sea posible, es preciso que estos dos conjuntos de valores se concilien con el paso del tiempo. Cada cónyuge debe resignar una parte de sus ideas y preferencias, perdiendo individualidad, pero ganando pertenencia, con lo que se forma un sistema nuevo.(Salvador Minuchin, 2004)
Tipos de Familia
El actuar de los miembros de las familias, son patrones que se repiten de generación en generación y hacen que se puedan clasificar estas en diferentes tipos, como el hiperprotector, en donde los hijos son considerados incompetentes para realizar tareas y los padres son los que las hacen por ellos, el democrático permisivo, donde todos son amigo y los padres no son figura de autoridad, el sacrificante, en donde como su nombre lo dice, todo gira en base al sacrificio de padres a hijos y viceversa, el intermitente donde no se tiene un modelo definido pero se considera que de todas formas se está mal, el delegante, que es cuando los padres le dan la autoridad y guía a los hijos y estos no cuentan con los padres y por último el autoritario los padres son rígidos en su relación con los hijos, no permiten que se debata su opinión. (Nardone, Giannotti, & Rocchi, 2003)
El subsistema de los cónyuges es vital para el crecimiento de los hijos y constituye un modelo de relaciones íntimas. Lo que presencia el hijo en el subsistema, se convertirá en parte de sus valores y expectativas cuando entre en contacto con el mundo exterior. Si existe una disfunción importante dentro del subsistema de los cónyuges, repercutirá en toda la familia. En situaciones patógenas, uno de los hijos se puede convertir en chivo emisario o bien ser adoptado como aliado de un cónyuge contra el otro. (Salvador Minuchin, 2004)
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