También conocido como fatiga emocional, es un estado de extenuación al que llegamos cuando nos sentimos sobrepasados por una serie de circunstancias, el cual puede ser desencadenado por factores de varias áreas de nuestra vida: laboral, familiar, relaciones, social, etc.
No hablamos simplemente de un exceso laboral (o de una carga de trabajo mayor), sino de cargar con la responsabilidad de asumir conflictos, responsabilidades o estímulos de tipo cognitivo o emocional.
El agotamiento emocional no llega de la noche a la mañana; se trata de un proceso que se incuba lentamente en quienes lo padecen, hasta un punto de quiebre, en el cual, la persona que lo padece puede llegar a sentir depresión, parálisis o enfermedad.
Pese a que por agotamiento emocional podría pensarse que se trata de una cuestión meramente mental, suele estar acompañado de una gran fatiga física. Cuando se llega a él, hay una sensación de pesadez, de “imposibilidad de seguir adelante”. Podemos caer entonces, en una inercia de la cual, puede ser muy difícil de salir.
Por lo general, ocurre en ámbitos en los que hay una gran exigencia que a su vez, aparentemente, demanda grandes sacrificios. De acuerdo con Russell Cropan, de la Universidad de Emory, la fatiga emocional puede darse, por ejemplo, en un trabajo en el que hay alto riesgo de despido, o en un hogar en cuyos miembros tienen problemas y demandan atención, así como cuando tenemos una pareja conflictiva o con grandes dificultades.
QUÉ CAUSA EL AGOTAMIENTO EMOCIONAL
El agotamiento emocional se origina porque hay un desbalance entre lo que damos y lo que recibimos. Quienes padecen este estado, se caracterizan porque entregan todo lo que pueden de sí mismos, bien sea en el trabajo, en el hogar, en la pareja o en cualquier terreno. Es una situación que puede aparecer en cualquier ámbito y ante cualquier perfil de persona.
El ritmo de vida actual trae consigo que, muchas veces, nos exigimos cada vez más. Buscamos un buen estado de salud, hacer ejercicio para cuidar la figura, tener una casa perfecta, destacar en el trabajo, cuidar y criar a los hijos(as) perfectos con las comidas más sanas y las mejores actividades extracurriculares, estar al pendiente de la familia, de la esposa(o) y, además de todo lo anterior, gozar y vivir una vida social, con tiempos de ocio.
Mantener este ritmo de vida y exigencias puede terminar teniendo consecuencias a la larga. Pues el cansancio se va a acumulando y podemos, en muchos casos, suprimir emociones, hasta que llega el día de “quiebre” en el que “ya no podemos más”. Es entonces cuando aparecen los síntomas del agotamiento emocional. Entre los que se encuentran:
Cansancio físico. Se comienza a sentir que el cuerpo no responde como antes, se nota la falta de energía desde la primera hora del día y, para la noche, estamos completamente agotados.
Insomnio. Hay dificultad para conciliar el sueño, pese a que se haya tenido un día somnoliento. Los pensamientos acerca de las tareas y responsabilidades, contribuyen negativamente para conciliar el sueño. El insomnio ademásLa , empeora nuestro cansancio físico.
Irritabilidad. Se presenta molestia y falta de autocontrol, la persona se vuelve sensible a cualquier crítica y se le ve de mal humor.
Falta de motivación. Se comienza a actuar de manera mecánica. Como si se estuviera obligado a hacer lo que se hace todo el tiempo. No hay entusiasmo ni interés por las actividades.
Distanciamiento afectivo. Las emociones se comienzan a aplanar. Como si estuvieran desapareciendo.
Falta de concentración. Aparecen las confusiones con facilidad. Las actividades comienzan a requerir más tiempo y se razona lentamente.
Fallos en la memoria y la concentración. La saturación de la información y/o estímulos propicia que se olviden con facilidad cosas pequeñas.
CÓMO SUPERAR EL AGOTAMIENTO EMOCIONAL
La mejor manera de superar el agotamiento emocional es, descansando. Siempre es importante y vital para nuestro buen funcionamiento como individuos, el encontrar - o en algunos casos hacernos - de tiempo libre para relajarnos y estar tranquilos.
Las personas que se exigen demasiado pasan años sin por ejemplo, tomarse unas vacaciones. Esto hay que evitarlo pues, tarde o temprano, solo conducirá a la fatiga; por lo que tomarse unos días para descansar de nuestras responsabilidades, en algunas áreas, y disminuirlas, en otras, es una buena idea.
Es importante también el generar rutinas diarias que nos permitan sobrellevar nuestras obligaciones del día. Incluir tiempos para trabajar, alternados con momentos para descansar y realizar actividades gratificantes. Todo esto, de la mano de trabajar en disminuir nuestra necesidad de perfección.
No menos importante es, sensibilizarnos sobre nosotros mismos. Dedicar un rato al día para estar en soledad, respirar y reconectarnos con quienes somos y nuestros deseos. Recordemos que no podemos controlar todo lo que está a nuestro alrededor, y solo somos responsables de nosotros mismos. Es fundamental desarrollar una actitud de comprensión y bondad para con nosotros mismos.
Si aún con lo anterior, consideras que el agobio y el cansancio no está disminuyendo, recuerda que esta bien pedir ayuda. La comunicación asertiva con los miembros de tu familia, compañeros de trabajo y/o en tus círculos de amistades puede ayudarte mucho y ten en cuenta que, siempre habremos personas dispuestas a brindarte apoyo y consejos profesionales para ayudarte a superar tu agotamiento emocional.
Alguna vez has experimentado algún síntoma de agotamiento emocional ? Te has sentido sobrecargado de responsabilidades ? Siéntete libre de compartir tus vivencias
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